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martes, 10 de abril de 2012

Introducción a los NovaTerranos Tercera parte

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Supongo que tenemos que empezar por lo básico, tal como lo afirmo ante ti, soy un resucitado, sin embargo no como tu lo crees, ningún milagro o magia logro dar nueva vida a mi ser, yo mismo resucite con mi propio poder, escarbando desde lo mas profundo de mi tumba, lo mas difícil fue romper ese duro cascaron de mi ataúd, en palabras que puedas entender mi niña el ataúd en el que  te encuentras es tu mente, estas atrapada dentro de ella con tus miedos, tu ignorancia, ahogándote entre tanta oscuridad y desesperanza.
Después de romper mi ataúd soporte la tierra en mi rostro, en mis ojos, dentro de mi nariz, la desesperación de morir en el intento o morir sin intentarlo, mientras los insectos de los demás muertos me atacaban incluso los muertos de mi alrededor me tomaban por los pies y me gritaban fuertemente para que no les abandonara, cuando intentas salir de las fauces de la muerte el principal obstáculo es  tu entorno querida mía, no quieren que escapes dejándolos atrás porque eso les hundiría mas en su propia muerte, escuchaba cosas como: “jamás lograras escapar de esta fosa en la que estamos todos y si lo logras, fuera de aquí se encuentran los pastores, ellos cuidan de nosotros y al mirarte fuera y libre cortaran tu cabeza y entonces no tendrás ni esta fosa para descansar.
Que tristeza me embargo querida mía al saber que aquellos que intentaban detenerme aun se encuentran en las profundidades, esclavizados, apenas conservan el aliento mientras caminan por las calles sin siquiera mirarse.


Al final niña querida, cuadro por fin me encontré en la superficie pude entender la verdadera naturaleza de la vida, pude respirar el aire fresco y nuevo que el mundo me ofrecía de manera gratuita, mirar la hermosura de las estrellas nocturnas, el brillo apacible de la blanca luna, el cantar de los grillos que se perdía entre la verde hierva que se metía entre los dedos de mis descalzos pies, maravillado ante el mundo que hasta ese momento se me había negado un mundo al que temía, por el que caminaba aterrado por las noches, viviendo entre plásticos y fierros, desgastando mi existencia en cosas sin importancia.
Te preguntaras el porque te escogí de entre los muertos para darte resurrección, bueno querida la respuesta es desilusionante para ti y apasionante para mi, eres bella eso no se puede negar, no obstante eso no te a servido de mucho cuando muerta y menos aun resucitada, ¿la inteligencia? Niña mía tal cosa no existe, somos lo que el entorno nos enseña y en un mundo de muertos no puedes aprender mas allá de las barreras impuestas en tu entorno, algunos son mejores muertos que otros pero eso mi querida definitivamente no es inteligencia.
El argumento que mencionas es muy interesante, ¡crees que te elegí por tu alto nivel social y posiciones económicas! Ese es el primer síntoma de tu falta de inteligencia pequeña, eso es una de las cosas que te mantiene en lo mas profundo, que te niega la sabiduría y te nubla la vista, será en definitiva la causa mas probable del fracaso en tu resurrección.
te confesare la causa de mis atenciones hacia ti, en este balcón paso las noches meditando en muchas cosas, mira a todos esos muertos que pasan presurosos por la calle, sin mirar a nadie mas, algunos se detienen para observar esa vitrina llena de aparatos modernos, otros voltean la mirada para ver quien camina detrás, unos mas miran el reloj y apresuran sus pasos. En fin, todos en un sentido y con rumbo desconocido, y algunas veces muy raras pero sucede, pasa algo maravilloso como lo que tu hiciste aquella tarde mientras caminabas por esa misma acera, ¿lo recuerdas? Caminabas presurosa y al igual que algunos te detuviste a mirar la vitrina, después de un breve periodo de tiempo bajaste la mirada percatándote del pequeño niño que desde hace semanas duerme cubierto de periódicos viejos justo a las afueras de la gran tienda, abriste tu bolso y sacaste de su interior lo que a mi parecer desde esta distancia eran tus alimentos de la mañana, quitaste la envoltura y muy despacio te acercaste al pequeño para ofrecerlo humildemente, que escena tan hermosa completada por la desesperación del hambriento pequeño el cual devoraba casi sin masticar aquel manjar, poco después regalaste una caricia en el sucio pelo de aquel agradecido niño y continuaste tu camino.


Ante mis ojos querida mía fuiste aquel día como un tenue rayo de luz que emergió de entre tanta obscuridad para iluminar el rostro que aquel pequeño, esa fue la señal por lo cual fuiste escogida, ahora disponte a tomar la vida nueva en tus manos y a saber la verdad absoluta de la cual hasta ahora fuiste privada niña mía.

Javier Muñoz P.

CONTINUARA...

SIGUIENTE...

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